viernes, 10 de noviembre de 2006

EL CRISTIANO ES DESCONCERTANTE (3)

10. El cristiano tiene que rendirse para ser libre

Otra contradicción, nadie puede pensar que el que se rinde puede ganar nada, es un perdedor, nada más. Rendirse en el lenguaje de la época de Jesús podía suponer caer en esclavitud. Nosotros también nos rendimos ante el Señor, venimos a ser esclavos de Cristo, y esa es la única manera de liberarse de la esclavitud del pecado.

Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Rom. 6:13-18

11. El cristiano tiene que ser ignorante para llegar a ser sabio

Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. 1 Cor. 3:18-19

12. El cristiano acepta que el postrero será primero

Una nueva paradoja que los últimos sean los primeros. No lo ve así el hombre natural, que ama el primer lugar; no lo veían así los discípulos del Señor, que intentan conseguir siempre alguna ventaja con respecto a los demás. Pero el cristiano tiene la orden de no tener un mayor concepto de si que el que debe tener, es apelado a la humildad en su forma ce pensar, de manera que puede aceptarlo. Esto de nuevo forma parte de la obra del Espíritu Santo en la mente del creyente, capacitándole para entenderlo todo y a si mismo de otra manera.

Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. Mat. 19:30

13. El cristiano puede ser elevado por humillarse

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. 1 Ped. 5:6

Que el Señor haga realidad cada día más y más todo esto en nuestras vidas.
10. El cristiano tiene que rendirse para ser libre

Otra contradicción, nadie puede pensar que el que se rinde puede ganar nada, es un perdedor, nada más. Rendirse en el lenguaje de la época de Jesús podía suponer caer en esclavitud. Nosotros también nos rendimos ante el Señor, venimos a ser esclavos de Cristo, y esa es la única manera de liberarse de la esclavitud del pecado.

Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Rom. 6:13-18

11. El cristiano tiene que ser ignorante para llegar a ser sabio

Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. 1 Cor. 3:18-19

12. El cristiano acepta que el postrero será primero

Una nueva paradoja que los últimos sean los primeros. No lo ve así el hombre natural, que ama el primer lugar; no lo veían así los discípulos del Señor, que intentan conseguir siempre alguna ventaja con respecto a los demás. Pero el cristiano tiene la orden de no tener un mayor concepto de si que el que debe tener, es apelado a la humildad en su forma ce pensar, de manera que puede aceptarlo. Esto de nuevo forma parte de la obra del Espíritu Santo en la mente del creyente, capacitándole para entenderlo todo y a si mismo de otra manera.

Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. Mat. 19:30

13. El cristiano puede ser elevado por humillarse

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. 1 Ped. 5:6

Que el Señor haga realidad cada día más y más todo esto en nuestras vidas.

jueves, 9 de noviembre de 2006

EL CRISTIANO ES DESCONCERTANTE (2)


4. Para el cristiano perder es ganar

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. Fil. 3:7-10

Los términos que emplea Pablo el este texto, pérdida y ganancia, son unos términos de mercado de aquella época, unos términos de contabilidad, digamos. Parece ser que Pablo cuando hacía la cuenta de pérdidas y ganancias en el balance, incluía el dinero, la gloria de los hombres en pérdidas y los padecimientos, las prisiones, la gloria de Dios en ganancias. Cualquier persona alucinaría ante esto, y no sólo no lo aplaudirían sino que lo considerarían una insensatez. Esto es la obra de Dios en el corazón del hombre igualmente, haciéndole amar lo que merece la pena, y la obra de Dios en su mente, haciéndole ver las cosas de otra manera.

5. El cristiano prefiere dar que recibir

La codicia es una avidez violenta y casi frenética, contraria al amor al prójimo, y que sobre todo, va dirigida a los bienes materiales, la riqueza y el dinero. Además de hacer daño al prójimo, ofende a Dios, porque constituye una verdadera idolatría.

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Luc. 6:38

Más bienaventurado es dar que recibir. Hch 20:35

El hombre no es generoso por naturaleza, es egoísta. La generosidad es también una virtud que Dios pone en el corazón del hombre, una vez que los ídolos han sido desterrados, Dios viene a morar en el corazón y viene a ser nuestro bien más preciado. El sentimiento de amor viene a superponerse al deseo de tener.

6. El cristiano puede parecer como que no tiene nada, cuando en realidad lo posee todo.

…Como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo… 2 Cor. 6:8-10

Parece que Moisés ha venido a menos, ha dejado de ser hijo de la hija de faraón, ha sido desposeído de todas sus riquezas, y ya no es nadie. Pero sin embargo ha preferido las riquezas de Cristo. Parece que ya no tiene nada y sin embargo lo tiene todo, porque tiene al Señor, ha encontrado la perla de gran precio.

7. El cristiano puede bendecir a los que le maldicen

Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Mateo 5:38-45
Esto es considerado en algunas mentalidades, más un síntoma de debilidad de carácter que una virtud. Nosotros lo consideramos una virtud que da el Señor: la benignidad, fruto del Espíritu.

8. Para el cristiano morir es ganancia

El bien más preciado del hombre es su propia vida, sin la vida nada tiene sentido. Nos aferramos a ella con desesperación; la muerte es una pérdida. Aunque hay situaciones en las que las personas prefieren morir cuando pasan alguna prueba insoportable, como Job que llamaba amiga a la muerte. Pero la muerte es por regla general, inoportuna.

A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. Fil. 3:10-11

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Fil. 1:21-24

La muerte ya no tiene un aguijón para nosotros y el morir es ganancia porque es estar con Cristo. Este sentimiento se llama confianza, fe en la obra del Señor, esa fe que es certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve, nos hace considerar que la muerte es ganancia.

9. El cristiano puede ser fuerte en debilidad

Porque la fortaleza genera autosuficiencia, orgullo. Mientras que la debilidad nos obliga a confiar en Dios, a buscarle. De nuevo esto forma parte de la obra del Espíritu Santo en nuestra mente. Nos vemos tal y como somos, débiles, y buscamos la ayuda de Dios. Con Dios a nuestro lado ¿Quién contra nosotros?

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. 2 Cor. 12:9-11

4. Para el cristiano perder es ganar

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. Fil. 3:7-10

Los términos que emplea Pablo el este texto, pérdida y ganancia, son unos términos de mercado de aquella época, unos términos de contabilidad, digamos. Parece ser que Pablo cuando hacía la cuenta de pérdidas y ganancias en el balance, incluía el dinero, la gloria de los hombres en pérdidas y los padecimientos, las prisiones, la gloria de Dios en ganancias. Cualquier persona alucinaría ante esto, y no sólo no lo aplaudirían sino que lo considerarían una insensatez. Esto es la obra de Dios en el corazón del hombre igualmente, haciéndole amar lo que merece la pena, y la obra de Dios en su mente, haciéndole ver las cosas de otra manera.

5. El cristiano prefiere dar que recibir

La codicia es una avidez violenta y casi frenética, contraria al amor al prójimo, y que sobre todo, va dirigida a los bienes materiales, la riqueza y el dinero. Además de hacer daño al prójimo, ofende a Dios, porque constituye una verdadera idolatría.

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Luc. 6:38

Más bienaventurado es dar que recibir. Hch 20:35

El hombre no es generoso por naturaleza, es egoísta. La generosidad es también una virtud que Dios pone en el corazón del hombre, una vez que los ídolos han sido desterrados, Dios viene a morar en el corazón y viene a ser nuestro bien más preciado. El sentimiento de amor viene a superponerse al deseo de tener.

6. El cristiano puede parecer como que no tiene nada, cuando en realidad lo posee todo.

…Como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo… 2 Cor. 6:8-10

Parece que Moisés ha venido a menos, ha dejado de ser hijo de la hija de faraón, ha sido desposeído de todas sus riquezas, y ya no es nadie. Pero sin embargo ha preferido las riquezas de Cristo. Parece que ya no tiene nada y sin embargo lo tiene todo, porque tiene al Señor, ha encontrado la perla de gran precio.

7. El cristiano puede bendecir a los que le maldicen

Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Mateo 5:38-45
Esto es considerado en algunas mentalidades, más un síntoma de debilidad de carácter que una virtud. Nosotros lo consideramos una virtud que da el Señor: la benignidad, fruto del Espíritu.

8. Para el cristiano morir es ganancia

El bien más preciado del hombre es su propia vida, sin la vida nada tiene sentido. Nos aferramos a ella con desesperación; la muerte es una pérdida. Aunque hay situaciones en las que las personas prefieren morir cuando pasan alguna prueba insoportable, como Job que llamaba amiga a la muerte. Pero la muerte es por regla general, inoportuna.

A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. Fil. 3:10-11

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Fil. 1:21-24

La muerte ya no tiene un aguijón para nosotros y el morir es ganancia porque es estar con Cristo. Este sentimiento se llama confianza, fe en la obra del Señor, esa fe que es certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve, nos hace considerar que la muerte es ganancia.

9. El cristiano puede ser fuerte en debilidad

Porque la fortaleza genera autosuficiencia, orgullo. Mientras que la debilidad nos obliga a confiar en Dios, a buscarle. De nuevo esto forma parte de la obra del Espíritu Santo en nuestra mente. Nos vemos tal y como somos, débiles, y buscamos la ayuda de Dios. Con Dios a nuestro lado ¿Quién contra nosotros?

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. 2 Cor. 12:9-11

EL CRISTIANO ES DESCONCERTANTE (1)

Sólo aquel que ha experimentado la fuerza y el poder de Dios puede entender este comportamiento. Y podemos añadir que el que no conoce a Dios, ni siquiera aprecia este comportamiento como positivo, más bien lo considera síntoma de debilidad, de conformismo, de lo que sea.

1. El cristiano puede tener paz en medio de la aflicción

Lo he dicho muchas veces, y lo vuelvo a repetir, no hay paz sin justicia. Cuando no hay justicia, hay desasosiego, turbación, algo no funciona, no está en su sitio. Pero un cristiano puede tener paz en medio de la aflicción.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Jn. 16:33

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil. 4:7

El cristiano puede tener paz en medio de la aflicción porque confía en el Señor, porque sabe que él ha vencido y por lo tanto tiene la última palabra. La visión escatológica de las cosas nos trae paz en medio de la aflicción, saber que el Señor volverá a imponer su justicia nos tranquiliza. Pero la paz es algo más que un razonamiento o una convicción, es también fruto del Espíritu.

2. El cristiano puede regocijarse y alabar en medio de las pruebas

Lo hemos oído muchísimas veces, el gozo es un sentimiento interior que no tiene que ver con las circunstancias externas, aunque no cabe duda que éstas pueden afectarnos.

…nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; Romanos 5:3

…Como entristecidos, mas siempre gozosos… 2º Corintios. 6:10

Podemos estar gozosos y alabar en medio de las pruebas porque el gozo es un fruto del Espíritu. No somos masoquistas, no buscamos el dolor, pero el Espíritu Santo que habita en nuestro corazón, es las arras de nuestra salvación, la garantía de que tenemos la salvación, de que poseemos la herencia del reino de dios, y es prenda del cumplimiento de las promesas divinas.

En la tristeza, en la enfermedad, en el luto, tiene el hombre necesidad de consolación, y nos dice la Biblia que el Espíritu Santo es el Consolador, y va con nosotros dondequiera que estemos.

3. El cristiano adquiere paciencia por medio de pruebas

Todos los días vemos en televisión a personas entregadas a la ira provocada por la aflicción que están pasando; les embarga un sentimiento de odio y exigen venganza. No es esto lo que nos enseña la Biblia. La Biblia nos invita a tener paciencia, es más, ejercitamos la paciencia con las pruebas.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Rom. 5:3-5

Por supuesto la paciencia está sostenida por la esperanza, en el acontecimiento futuro de la Segunda Venida del Señor, y la esperanza no avergüenza.
Sólo aquel que ha experimentado la fuerza y el poder de Dios puede entender este comportamiento. Y podemos añadir que el que no conoce a Dios, ni siquiera aprecia este comportamiento como positivo, más bien lo considera síntoma de debilidad, de conformismo, de lo que sea.

1. El cristiano puede tener paz en medio de la aflicción

Lo he dicho muchas veces, y lo vuelvo a repetir, no hay paz sin justicia. Cuando no hay justicia, hay desasosiego, turbación, algo no funciona, no está en su sitio. Pero un cristiano puede tener paz en medio de la aflicción.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Jn. 16:33

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil. 4:7

El cristiano puede tener paz en medio de la aflicción porque confía en el Señor, porque sabe que él ha vencido y por lo tanto tiene la última palabra. La visión escatológica de las cosas nos trae paz en medio de la aflicción, saber que el Señor volverá a imponer su justicia nos tranquiliza. Pero la paz es algo más que un razonamiento o una convicción, es también fruto del Espíritu.

2. El cristiano puede regocijarse y alabar en medio de las pruebas

Lo hemos oído muchísimas veces, el gozo es un sentimiento interior que no tiene que ver con las circunstancias externas, aunque no cabe duda que éstas pueden afectarnos.

…nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; Romanos 5:3

…Como entristecidos, mas siempre gozosos… 2º Corintios. 6:10

Podemos estar gozosos y alabar en medio de las pruebas porque el gozo es un fruto del Espíritu. No somos masoquistas, no buscamos el dolor, pero el Espíritu Santo que habita en nuestro corazón, es las arras de nuestra salvación, la garantía de que tenemos la salvación, de que poseemos la herencia del reino de dios, y es prenda del cumplimiento de las promesas divinas.

En la tristeza, en la enfermedad, en el luto, tiene el hombre necesidad de consolación, y nos dice la Biblia que el Espíritu Santo es el Consolador, y va con nosotros dondequiera que estemos.

3. El cristiano adquiere paciencia por medio de pruebas

Todos los días vemos en televisión a personas entregadas a la ira provocada por la aflicción que están pasando; les embarga un sentimiento de odio y exigen venganza. No es esto lo que nos enseña la Biblia. La Biblia nos invita a tener paciencia, es más, ejercitamos la paciencia con las pruebas.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Rom. 5:3-5

Por supuesto la paciencia está sostenida por la esperanza, en el acontecimiento futuro de la Segunda Venida del Señor, y la esperanza no avergüenza.
 

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